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¿CÓMO TODO COMENZÓ? - LA HISTORIA DETRÁS DE NUESTRO ANIVERSARIO

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Todo comenzó con una palabra que no entendimos, pero que decidimos creer. En el 2020, mientras servíamos fielmente en una congregación en Hawai’i, Dios habló algo que no tenía forma, dirección ni lógica… pero tenía vida. Guardamos esa palabra como un tesoro en el corazón, sin saber que sería la semilla de una revolución espiritual. Esa es la esencia de Fe Sin Límite: creerle a Dios cuando nada tiene sentido, cuando no hay mapa, cuando no hay garantías… pero sí hay promesa.

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En el 2022, el Señor nos trajo inesperadamente a pastorear una iglesia anglosajona en decadencia. Un lugar rendido, herido, casi sin pulso… pero Dios nunca ve lo que es, sino lo que puede resucitar. Lo que parecía una asignación de cierre se convirtió en el terreno fértil donde Dios levantaría una iglesia sanadora, alabadora, equipadora y activadora, nacida —literalmente— de entre las cenizas. Ese es el Dios que servimos: el Dios que transforma ruinas en plataformas de gloria, desiertos en fuentes, y finales en comienzos.

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Durante esos dos primeros años dolorosos, retantes y solitarios, cuando las fuerzas flaqueaban y los “¿por qué?” tocaban la puerta, Dios envió a otra persona a repetir la misma palabra profética. Sin saber nuestra historia, sin conocer nuestro proceso. La misma frase. El mismo llamado. La misma visión. Cuando Dios confirma, es porque está a punto de cumplir. Y aunque no sabíamos con quién empezar, sin conexiones, sin recursos y con la incredulidad de muchos, hicimos lo único que sabíamos hacer: obedecer. Un simple video en Facebook… y Dios hizo todo lo demás.

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Desde el norte, sur, este y oeste, el Señor trajo personas con un corazón sano, dispuesto y apasionado por Su casa. Personas que creyeron sin ver, que amaron la visión antes de entenderla por completo, que abrazaron a sus pastores y, sobre todo, respondieron al llamado divino de levantar una Iglesia de Restauración en una región marcada por la religión, el legalismo y la sequedad espiritual. Cada familia, cada servidor, cada adorador, cada niño… ha sido evidencia viva de que cuando Dios convoca, nadie puede frenar Su propósito.

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Hoy celebramos nuestra primera victoria, la primera de muchas. Celebramos que Dios sigue hablando, sigue guiando, sigue sorprendiendo. Celebramos que la fe que no entendió el proceso, ahora contempla la promesa. Celebramos que todo lo que parecía pequeño, frágil o improbable, Dios lo convirtió en un testimonio de Su poder. Celebramos que Él es —y siempre será— el Dios de los portentos.

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Este aniversario no es solo una fecha; es un altar. Un recordatorio de que la obediencia abre caminos donde no hay, que la adoración atrae la intervención divina, y que la gloria postrera será mayor que la primera.

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A todos los que han hecho de Iglesia Fe Sin Límite su hogar: gracias por creer con nosotros. Gracias por caminar, amar, sembrar, levantar, orar y guerrear. Gracias por pertenecer. Lo que Dios comenzó, Dios lo perfeccionará. Y lo que hoy celebramos… es apenas el comienzo de lo que el cielo ya decretó.